Felices fiestas, ¿para tod@s?

A lo largo de esta vida he tenido la oportunidad de acompañar a personas en su proceso de partida. He podido hacerlo compartiendo y nutriéndome de la sabiduría de amigas que habían acompañado  a familias a recorrer juntas esa parte del camino. 
Los duelos son pérdidas. No tienes porque haber perdido a un ser querido para sentir que algo se ha roto y se ha ido para siempre.
En este punto del globo, no se estilan los rituales de pasaje y, sería algo muy bueno a incorporar a nuestra biografía. Significaría avanzar con salud, habiendo dejado atrás etapas, agradeciendo lo vivido y preparándonos para respirar donde estamos. Por ahora seguimos anclado al apego dónde, nos cuesta tanto soltar, que somos capaces de atarnos todo tipo de lastres emocionales que frenen cualquier evolución. El duelo apenas se contempla. Si acaso nos "permitimos" llorar un par de veces y bruscamente buscamos algo que "nos ayude a sobrellevarlo", lo tapamos. Bloqueamos la tristeza, nos tallamos media sonrisa en la cara y creemos ser valientes por querer seguir viviendo.
Pero la ausencia se percibe cada día. Va cambiando de tonalidad y de canción que, a veces reconforta y otras escuece más las heridas. Porque el vacío sigue dentro, y si no lo ventilamos se enmohece y nos amarga. 
De Grazia gallery, Tucson, Arizona
Estos días de diciembre, tan dulces para algunas y amargos para otros, reavivan la pérdida, entorpecen el duelo y, no por el anuncio del turrón, sino por la presión social y familiar.
Personalmente, yo me retiraría a un lugar remoto donde no se oyera una pandereta y, por supuesto, ni un maldito petardo. Le daría de comer a mi cuerpo sólo lo que él pidiera. Y prepararía mi espíritu para el año nuevo.
Me permitiría sentirme triste y llorar al borde de la deshidratación si así lo necesitara y, lo más importante, no me sentiría culpable por ello.
Hace semanas una de mis amigas pedía por facebook respeto para las personas que no quieren celebrar. Aquellas que necesitan que se respete su duelo y nadie las empuje a "animarse" y juntarse con amigos y familia para "no pensar en las cosas tristes". Recibió muchos mensajes de apoyo y respeto de tod@s sus amig@s y eso le hizo sentir que su tribu realmente la estaba acompañando en su dolor.

Si estás en un proceso, del tipo que sea, te invito a permitirte sentir lo que sientas. No necesitas dar explicaciones. Comunica a tu familia y amig@s que tu espíritu no tiene nada que celebrar sino que quiere largarse de la fiesta y refugiarse en un sitio seguro.
En España parece impensable que faltes a casa de tus padres en Nochebuena, lo sé, pero estar contigo misma, permitirte cuidarte y dejarte sentir lo que sientes va a ser tan liberador que cuando vuelvas podrás abrazar a los tuyos con el corazón (si te apetece, claro ;-) ).
Haz tu propio ritual, escribe sobre un recuerdo y revive las sensaciones. Vive la pérdida y sólo cuando estés lista, agradece y cierra con amor para poder seguir caminando.


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